El hotel Ohla eixample se sitúa en un edificio de inicio de los años 1970 en la C/ Córcega 289 de Barcelona.

Mi trabajo como interiorista en este proyecto estuvo estrechamente ligado al proyecto de arquitectura desde el inicio. Durante gran parte del tiempo que duró el proceso de diseño, trabajé de forma muy cercana con todo el equipo de arquitectos para la toma de decisiones estéticas y funcionales que debían llevarse a cabo. 

Una decisión importante de proyecto fue la de dejar gran parte de la estructura del edificio a la vista. Los forjados, construidos con casetón cerámico, se proyectaron con material de resistencia al fuego y con proyectado fonoabsorbente, mejorando la calidad de la reverberación acústica sobre todo en las habitaciones. Los pilares metálicos se dejaron vistos y se pintaron con pintura intumescente. Estos acabados de los elementos arquitectónicos aportan una imagen industrial a muchos de los espacios del edificio. La elección de mobiliario y de la iluminación decorativa equilibra el resultado final aportando calidez y confort a todas las estancias. 

Los modelos de mobiliario e iluminación decorativa están inspirados en el diseño de piezas de diseño nórdico que se mezclan con otras más clásicas y consiguen en el conjunto una imagen elegante a la vez que relajada de los ambientes. 

Un material importante en el proyecto de arquitectura ha sido la cerámica utilizada para el diseño de la fachada. Una doble piel a modo de costillas llevadas a cabo por el ceramista Cumella se establece como filtro entre el exterior y los interiores del edificio.De esta manera, la cerámica se utiliza también en algunos revestimientos interiores, dando así, continuidad a la materialidad y al diálogo entre la arquitectura y el interiorismo.